viernes, 28 de enero de 2011

Travesuras de una niña mala

Hay libros que, en ocasiones, es mejor no leer. Y no porque el libro sea malo o porque no diga nada. Más bien por todo lo contrario. Eso pasa con "Travesuras de una niña mala," de Vargas Llosa, donde el maestro nos lleva a recorrer y reconocer el verdadero amor. Vargas Llosa se escuda en una historia de amor y erotismo, con algunas dosis de humor y mucho de tristeza, para mostrarnos la realidad de Ricardo. Un oscuro traductor e interprete con una profesión que refleja a las claras qué será su vida: la narración de los sucesos del otro.

De la otra, Lilly, la chilenita, la guerrillera. La peruanita Otilita de la que se enamorará de crío y que le acompañará toda su vida. La niña mala que amarga la vida del “niño bueno”. Pero que le da los mejores momentos de su vida. Que le absorve y anula. Que se aprovecha de él. Que juega con él. Una historia tan imposible que nos permite vernos reflejados en ella. Porque ¿quién no ha tenido su “niña mala”?. Una guerrillera que haya destrozado su alma hasta convertirla en una mera extensión de su deseo. Del de ella, claro.

Porque Ricardo vivirá por ella. Através de sus aventuras. Descansando sólo cuando ella le permita descansar de su presencia. Y todos hemos sufrido eso alguna vez. Al leerlo uno llega a sentirse como el “niño bueno”. Dispuesto a darlo todo por alguien que, en el fondo, sólo quiere la seguridad de un amor ciego. Irracional como es todo amor. Que no entiende de razonamientos lógicos. Un amor como son todos, donde la razón avisa, advierte a cada momento de lo peligroso de la situación. Pero donde el corazón se antepone a la razón. Se carga de valor y de locura para negar el peligro y sólo ver lo bueno que la “niña mala” da a su vida. A la tuya. A la mía.

Porque, en el fondo, “Travesuras de una niña mala” nos habla de eso. Del amor irracional, eterno casi, que todos llegamos a entrever en nuestra existencia. Algunos tienen la suerte de poseerlo hasta el final. Otros nos conformamos con haberlo rozado y haber dejado a la niña mala cerca de nuestra vida. Absorbiendo lo bueno que nos ofrece y espantando con una mano de razón la locura de la sinrazón del corazón. Obviando y olvidando el daño, que no el mal, que nos causa su cercanía, su visión, su presencia. Y sabiendo que aun así, es menor el daño que el sufrido por no tenerla.

Por eso, "Travesuras de una niña mala", es uno de esos libros, pocos, que llegan al alma. Que te convierte en el protagonista más allá de cualquier ficción. Que te lleva a sentirte parte de la historia y que convierte a la propia historia en inseparable de tu vida. Aunque, al final, uno acabe llorando por Ricardo, por la niña mala y por el niño bueno, sin saber si la niña mala es Lilly o la que atormenta tus sueños. O si el niño bueno es Ricardo, o lleva tu nombre en su DNI.

miércoles, 26 de enero de 2011

Primera lectura del Club: Sir Nigel

Aunque El Club Diógenes tenga otras muchas finalidades a aparte de la lectura, es este el principal motivo de su nacimiento. En años anteriores disfrutamos de obras tan variadas y variopintas como "Diario de una Ninfomana", "Ensayo sobre la ceguera", "Déjame que te cuente", "Travesuras de una niña mala" o "Crepúsculo",  con el objetivo de acercarnos a autores y libros a los que no todos acudíamos, y teniendo no pocas y gratas sorpresas con algunos de ellos.

Este año reiniciamos la andadura con un libro elegido por este que les escribe: Sir Nigel, de Arthur Conan Doyle. Hablar de Doyle es hablar de Sherlock Holmes, pero el viejo médico espiritista guarda en su pluma otros muchos mundos. Les reconozco que soy fan del brigadier Gerard y de la novela histórica del genio escocés. Por eso he realizado la elección de Sir Nigel, obra que aún no he leído y que cuenta la historia del joven Nigel Loring, noble de escasa fortuna económica que logrará hacerse un nombre durante la Guerra de los 100 años gracias a su valor y arrojo.

Una obra, como ven, alejada de lo que normalmente nos muestra Doyle -el brigadier Gerard se carga de ironía, la serie del profesor Challenger de fantasía y Holmes de suspense- y que sin embargo sigue siendo un clásico del XX gracias a la magnifica prosa de sir Arthur. 

martes, 25 de enero de 2011

El Club Diógenes

Hace algo más de tres años, un grupo de amigos, amantes de la lectura, el cine, la música y, sobre todo, el Marqués de Cáceres, y con la sana intención de maltratar verbalmente a Pérez Reverte decidieron crear un club ficticio en el que compartir experiencias vitales a través de la lectura. 

Hoy, reconvertidos en El Club Diógenes y con nuevos miembros en su clan dan el salto a la red con la creación de este pequeño rincón en el que hablar de cine, música y libros desde la más absoluta ignorancia y reclamar la existencia de una cultura más allá de modernos gafapastistas o de antiguos snob. Como amantes primerizos nos lanzamos a la aventura  de la red con ilusión, sin esperanzas de ser seguidos, y con ganas de reclamar la Cultura para todos.

Así, aferrándonos a nuestro propio síndrome de Diógenes recopilaremos en este espacio nuestras riquezas, pero al contrario que el filósofo griego, no nos encerraremos en una tinaja, sino que lanzaremos a la red nuestra necesidad de recopilar experiencias.